Tomate

Cómo aumentar la producción de tomate

Una nutrición equilibrada, empezando por el desarrollo radicular, el crecimiento temprano, la floración y producción de frutos, es fundamental para poder tener una alta producción comercial de tomates. La buena producción se logra en suelos bien drenados, y donde el agua no es un factor limitante.

El nitrógeno es uno de los nutrientes más importantes para un desarrollo óptimo y alta producción. 

El cultivo del tomate consume aproximadamente entre 2,2 – 2,4 kg de N por cada tonelada de frutos producidos, por eso es importante aplicar altas tasas de N, de 250kg/ha o más para una producción promedia de 100t/ha. No obstante, el exceso de nitrógeno puede perjudicar la producción de tomates, por eso es importante comprobar las tasas con ensayos locales.

Nitrógeno

El tipo de nitrógeno es crítico, el nitrógeno amoniacal puede restringir crecimiento y tener un efecto negativo en la calidad general.

Fósforo

El fósforo es importante para el crecimiento temprano y desarrollo radicular de las plántulas durante su establecimiento. También es importante durante el cuajado del fruto. 

En suelos con bajo contenido de fósforo disponible, el fósforo como fertilizante incrementa la producción de frutos y fomenta su maduración, reduciendo así el número de frutos no aptos o inadecuados.

Calcio

En el cultivo de tomate, el calcio es necesario para desarrollo foliar, la raíz y el rendimiento. La disponibilidad de calcio a mitad de temporada es crítica para obtener una alta producción. Un suministro continuo durante todo el ciclo es también importante, siempre equilibrado con el potasio y el magnesio.

Azufre

El azufre es importante para la producción de tomates. Es importante suministrar azufre durante toda la temporada. Los suelos con frecuencia, presentan carencias de azufre. Las aplicaciones foliares pueden tener más efecto que las aplicaciones al suelo.

Recomendaciones para Tomate

  • El marco de plantación es crítico para asegurar que los cultivos logren aprovechar de la mejor manera las condiciones ambientales, sobre todo la luz, para poder aprovechar todo su potencial de producción. 
  • Un mantenimiento óptimo de pH en suelo asegura que los nutrientes estén fácilmente disponibles. El uso de herbicidas u otras prácticas eliminará la interferencia de malas hierbas. 
  • La intensidad de temperatura y luz es crítica en la fase de floración para asegurar una formación ilimitada de flores, buena polinización, fertilización y buen cuajado. 
  • El estrés térmico causado por temperaturas elevadas puede llevar a la mutilación de los botones antes de la floración. La misma condición durante la floración llevará a un desarrollo de flores deficientes y luego a la marchitez. 
  • Los agricultores pueden podar para minimizar el efecto competitivo que tiene un exceso de desarrollo vegetativo. Normalmente se cortan las hojas inferiores para dejar llegue más luz al fruto durante su maduración. Esto también propicia una mejor aireación alrededor de la parte baja del tallo, y se reducen sus posibles enfermedades. Es importante evitar podar demasiado follaje bajo condiciones de luz intensa porque se creará un riesgo de quemaduras por sol. 
  • En un invernadero, enriquecer el aire con dióxido de carbono puede aumentar el peso individual de los frutos y de la producción total. Este efecto se ve sobre todo en invernaderos poco ventilados. 
  • Tener control de la salinidad con buenas prácticas de lixiviación dentro del ambiente radicular y buena gestión del agua, maximizará el crecimiento y asegurará una buena disponibilidad de nutrientes.